Presentación del libro Miguel Hernández y el paisaje de Orihuela, de Miguel Ruiz Martínez en Baluarte del Duque del Castillo de Santa Pola en el LXXVII aniversario de la muerte del poeta.
Introducción. Literatura, trabajo, paisaje
Entre los años 2014 y
2017 he publicado una serie de artículos, hasta 48, Orihuela,
literatura y patrimonio, en los periódicos La Verdad y Las Provincias,
un trabajo dedicado a resaltar el patrimonio cultural oriolano, en especial el
patrimonio literario. Un tercio han estado dedicados a Miguel Hernández. La
serie se interrumpió bruscamente a principios de 2017, al desaparecer la
sección de La Verdad dedicada a la
provincia de Alicante. Esos artículos han aparecido también en formato de libro
bajo el título de Orihuela. Literatura y
patrimonio, 2017.
He seguido trabajando
sobre el patrimonio literario de Orihuela centrándome, en este año del LXXV
aniversario de la muerte de Miguel Hernández, en aspectos de su obra y de su
biografía. El resultado comprende los veinticuatro artículos que forman este libro. Uno de ellos,
ampliado, se ha presentado como comunicación al IV Congreso Internacional
Miguel Hernández, recientemente celebrado.
En este año de 2017,
en que la agenda literaria de Orihuela está tan llena de efemérides –no en vano
nuestra ciudad aspira a ser Ciudad Creativa Literaria de la UNESCO-, he querido
relacionar la obra de Miguel Hernández con las de Gabriel Miró, Ramón de
Campoamor, Manuel Molina, Rafael Pérez y Pérez, y otros escritores. También se
refieren algunas circunstancias que concurrieron en el primer homenaje
colectivo y público que se tributó a nuestro poeta en Orihuela, primavera de
1971, por parte del Club Tháder.
¿Sobre qué fondo
discurren los párrafos de los trabajos que se articulan en las páginas
siguientes? Las más de las veces sobre paisajes de Orihuela, de su huerta, de
su sierra, de sus palmeras, todos ellos necesarios para entender una parte
importante de la obra de Miguel Hernández. Pero también se sale de dichos
paisajes y se llega al paisaje de escritores que influyeron sobre nuestro
poeta, o sobre formas populares que también le prestaron ayuda para redactar
versos a través de todas sus etapas. Por lo que respecta a los paisajes de
nuestro entorno se presta atención, sobre todo, a la huerta, y dentro de ella
al palmeral. Se podría decir, en este sentido, que Miguel Hernández sigue
siendo el gran valedor de este monumento paisajístico generado por la mano del
hombre a través de los siglos y sobre el cual se ciernen claras amenazas desde
hace bastantes décadas. El patrimonio literario creado por el autor de Cancionero y romancero de ausencias nos ayuda
a reclamar la salvaguarda de la huerta, paisaje construido por manos huertanas,
desde hace cerca de veinte siglos, sobre el antiguo salobral de la inmensa palus que describiera Avieno a
su joven discípulo Probo, ante un mapa, a la vista del enorme aguazal de la
desembocadura de los ríos Theodorus, Alebus y Canis.
El paisaje de
Orihuela, vega, huerta, campo, sierra, ciudad, está cambiando rápidamente. La
historia, la especulación, los hombres, el sistema, las condiciones socioeconómicas amenazan con
seguir arramblando elementos cotidianos que quedan de este donde en que nos
movemos. La obra de Miguel Hernández no puede entenderse sin enmarcarla en el
paisaje en que nació y su entorno inmediato. Y eso se puede decir, es verdad,
de cualquier creador. Pero en el caso de Miguel se puede predicar muy intensamente
el aserto. [...].
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