Recepción
de Orihuela et Miguel Hernández de
Claude Couffon en la Biblioteca Fernando de Loazes
En Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, espontánea autobiografía de Josefina Manresa, p. 14, se lee:
Tengo una fotografía hecha en la sierra de San Miguel
donde fuimos a merendar, en la que estamos leyendo la revista (Cinegramas). En sus cartas de
Madrid me nombra la revista que seguía comprando, y me envía una fotografía con
su hermana y su sobrina en brazos, que
me encarga que la rompa en cuanto la vea porque lo han sacado tuerto. Su
hermana lleva la revista en la mano. Esta fotografía se la dio la familia de
Miguel a Claude Couffon que la publicó en una edición que lleva cartas y
poesías de Miguel inéditas sin pedirnos permiso. Así fue la actitud de este
señor.
La relectura de Recuerdos me retrotrae a los primeros
años de la década prodigiosa, la de los años sesenta. Años que para un servidor
fueron de asidua frecuentación de la Biblioteca Pública Fernando Loazes de
Orihuela, el templo de los libros, dirigida entonces por la entrañable doña
Inocenta -Inocenta, que no Inocencia, que decía ella- González Palencia.
Recuerdo cómo fue la recepción de la publicación del libro de Claude Couffon a
que alude Josefina Manresa. Se recibió el libro en 1964 ó 1965. Investigaré, si
es posible, pronto, ese extremo de la llegada exacta del libro a Orihuela.
Un día, estábamos, eso creo, pongamos que Antonio, Vicente, Miguel, otro Antonio, y algún otro de cuyo nombre sí quiero acordarme pero que no me sale porque mi memoria es ya flaca, y creo que también estaba yo, en una de las mesas colectivas –dispuestas de través- de lectura del inmenso salón del palacio de Teodomiro, un día, por la tarde era, no lejos del grupo escultórico de La Diablesa, sita en una dependencia discreta y un poco lejana de la planta noble del palacio, demonia o demonio que tanto nos inspiró durante los años de la adolescencia y la juventud, e incluso hoy, por qué no decirlo. Doña Inocenta se acercó, pasos lentos y suaves, con cierto sigilo y secreteo, al grupo de jóvenes lectores y admiradores del poeta Hernández, y nos enseñó el libro de don Claude, Orihuela et Miguel Hernández, al tiempo que decía que ya había llegado. Un libro en francés que devoramos los días siguientes.
He intentado
recomponer, de memoria, los rasgos físicos del libro que tanto suscitó nuestra
atención, pero apenas logro evocar las imágenes de las tapas, verdes creo, y
alguna que otra imagen fotográfica desolada del huerto y de la higuera del
poeta. Sólo recuerdo que al comienzo, cuando empieza el hispanista francés a
hablar de Orihuela y escribe “de Murcie a Orihuela la route s’avance, mince e
poudreuse, …”, tuve que recurrir al diccionario por lo de “mince et poudreuse”,
yo que presumía de traducir directamente del francés. Para llevar a cabo mi
deseo de regresar a la juventud a través de la contemplación física del tal
libro, a través del tacto, de la vista, del olfato, una forma como otra de
fetichismo, en este caso literario, acudo, 16 de diciembre de 2016 a mi querida
biblioteca, que ya no está ubicada en el palacio que ocupaba en aquellos años
de mi juventud, sino en otro edificio noble bastante remozado y abierto en
canal por el centro para que le llegue en toda su gloria el sol a su cogollo
lector. Un palacio cuya esquina se asocia a la imagen de Miguel Hernández
subido a los barrotes de una escalera leyendo, cara al público, renglones que
recordaban a un amigo. Acudo a ver si localizo el libro. Una aventura. Volver
al pasado a través de la visión del mismo libro que leí entonces. Siempre en
busca del tiempo perdido, mejor dicho pasado. [...]
Estos párrafos, y los que continúan el artículo, están contenidos en el libro de Miguel Ruiz Miguel Hernández y el paisaje de Orihuela, impulsado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, con prólogo de Aitor Larrabide, 2018.
Día 23 de Abril de 2020, Día -alarmado- del Libro.
Estos párrafos, y los que continúan el artículo, están contenidos en el libro de Miguel Ruiz Miguel Hernández y el paisaje de Orihuela, impulsado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, con prólogo de Aitor Larrabide, 2018.
Día 23 de Abril de 2020, Día -alarmado- del Libro.
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