Buenos días. Hoy es un día gozoso de primavera hernandiana. Es el tiempo en que las hijuelas
de las palmeras, flores femeninas y masculinas, se están asomando en lo alto
como un símbolo de esperanza, como una promesa de futura cosecha.
Se
me ha invitado a decir unas palabras en este acto, en el corazón del Palmeral. Todo un honor.
27
de marzo. Primavera. 79 aniversario de la muerte de Miguel Hernández. El encuentro
del poeta con el Palmeral. Las tres heridas ante nosotros: la de vida, con la llegada de la primavera; la de la muerte, con la del poeta; la del amor, con
el abrazo del escritor a las palmeras.
Una
Exposición, El Palmeral de Orihuela a la luz de la poesía de
Miguel Hernández, va a echar a andar. Acabamos de recorrerla,
asistiendo al encuentro fecundo entre el monumento paisajístico y el legado
literario.
Hemos
entrado en los 31 poemas de la muestra, uno por cada año de la vida de Miguel,
las más de las veces poblados de palmeras. Hoy, víspera del Domingo de Ramos,
acabamos de ver una octava real de Perito en lunas, que se llama Palmero y Domingo de Ramos, en la que el poeta nos
convoca, «bajo un claustro de mañanas, / hasta el eterno abril de las
persianas». Pues aquí estamos reunidos bajo el claustro de esta mañana, esperando
abril.
Tres
de los poemas por los que hemos pasado, de marcada vena huertana, y que se
llaman “Después de haber cavado este barbecho”, “Por una senda van los
hortelanos” y “El niño yuntero”, no tienen datileras plantadas en sus versos,
pero fueron concebidos en primera instancia a la sombra de las estrellas de estas
palmeras, y por eso figuran en la Exposición.
Una
Exposición basada en una Antología, ambas con el mismo nombre. En
la Antología los poemas vienen precedidos por una Presentación de Dámaso
Aparicio, concejal de Medio Ambiente; un Prólogo de Aitor Larrabide, director
de la Fundación Cultural Miguel Hernández; y una Introducción, compuesta
por el que les habla.
Agradezco
la confianza que la Concejalía y la Fundación han puesto en mí para colaborar
en ambos proyectos colectivos que hoy culminan.
Antes
de terminar mi parlamento quiero leer aquí un poema que publiqué hace medio
siglo. Permítanme la osadía. Un poema que habla de Miguel Hernández y la
palmera. Y para que se entienda la cosa, he de ambientarlo en el espacio y en
el tiempo.
Retrocedamos
50 años. Regresemos a 1971. 27 de marzo, sábado. Ese día terminaban las
actividades de la Semana-Homenaje a Miguel Hernández celebrada por el Club
Tháder. La primera semana hernandiana en Orihuela, impulsada por una asociación
oriolana y dirigida y coordinada por oriolanos. En unos tiempos muy difíciles
para la lírica. Durante estos días de marzo de 2021, José Ruiz Cases, “Sesca”, escritor
y periodista, uno de los principales impulsores y coordinadores de aquel lejano
Homenaje a nuestro poeta, lo ha contado
magníficamente en varias entregas que ha colocado en su muro de Facebook. Y
también ha contado que, en paralelo a la Semana-Homenaje, se publicó un BOLETÍN EXTRAORDINARIO ORIHUELA Homenaje a Miguel Hernández.
En
la portada del Boletín figura una fotografía de Miguel Hernández en París, en
una escala de su viaje a la Unión Soviética, 1937, con su amplia sonrisa,
posando ante el edificio del Panteón. Y junto a la imagen, un poema de Cancionero
y romancero de ausencias, primo hermano del que figura en la Exposición
bajo el nombre de “Ascensión de la escoba”, y que dice
Llevadme al cementerio / de los zapatos viejos.
Echadme a todas horas / la pluma de la escoba.
Sembradme con estatuas / de rígida mirada.
Por un huerto de bocas, / futuras y doradas,
relumbrará mi sombra.
Pues
bien, en ese Boletín, que ha quedado para la memoria, figura mi poema en la
última página, humilde aportación al esfuerzo colosal de los que hicieron
posible aquel Homenaje. Sentía yo que con mi ligera contribución podía
ayudar a hacer posible la profecía hernandiana: «Por un huerto de bocas, /
futuras y doradas, / relumbrará mi sombra.»
Mi poema, entre otros versos, dice:
28 de marzo. / Recuerdo. / Se quebró una palmera.
Se quebró un esfuerzo de verticalidad.
El cohete que eras / estalló antes de tiempo.
Cada vez que llego a ti / siento una sensación de acabamiento
inmaduro.
Una sensación angustiada de ocaso sangriento / terminado mucho antes
de que comenzara la noche. / Recuerdo. / 28 de marzo.
Termino:
Hoy, estos días, por este huerto, por todo el Palmeral, relumbra
la luz de la poesía de Miguel Hernández, realzada por el fulgor centenario de las estrellas de las palmeras.
Nosotros, nosotras, los que estamos aquí, los ciudadanos, las instituciones,
somos los depositarios responsables del legado del Palmeral, del legado del
poeta. Cuidemos, salvaguardemos ambos tesoros de nuestro acervo cultural. Así
llegarán a las generaciones futuras, que son nuestra esperanza.
Comentarios
Publicar un comentario